Los pájaros abren sus alas,
vuelan, trinan como siempre,
sus sombras aletean
sobre el gris del pavimento
Las nubes son mariposas grises
colgando de la esfera azul,
el perfume a tierra mojada inunda la atmósfera
Yo aún respiro, camino,
parece que voy sola
sin sombras que me persigan,
con un halo de paz en el alma,
y en mi mano la tibia sensación
de que me sostienes con dulzura.
Las hojas se asoman nuevas en las ramas,
la catalpa que tú mismo plantaste
es una sombrilla verde a la espera
de sus flores níveas y tupidas,
todo sigue su curso aunque vos ya no estés aquí,
pero vos estas aquí, aún en tu ausencia estás presente,
y verás las flores blancas con esa capacidad de asombro
que jamás te abandonó en tus 87 años,
y seguirás tomado de mi mano
como antes, como ahora y para siempre.
Texto: Angela Teresa Grigera
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